Dolce far niente, el arte de darse la posibilidad de disfrutar

Probablemente, invertimos un momento de cada día a hacer uso del arte del dolce far niente” (lo dulce de no hacer nada) y no lo sepamos. Para aproximarnos a este concepto podemos considerarlo como complementario a la procrastinación, ya que ambos significan “no hacer cosas”, pero, mientras el primero es totalmente voluntario y beneficioso, el segundo se trata de dejar para mañana, posponer o aplazar una obligación.

“Esta filosofía proviene de la cultura italiana. Los italianos saben muy bien que, con frecuencia, los días se sobrecargan de tareas, por lo cual dedicar un espacio de nuestros días a aspectos tan improductivos como tomar algo con los amigos, ver una serie o simplemente tirarse en el sofá, puede ser muy beneficioso”, explicó Gorka Jiménez Pajares, psicólogo especializado en abordaje de trastornos mentales y del comportamiento.

Viajar nos permite conocer a otras personas y a nosotros mismos. (Foto: Adobe Stock)
Viajar nos permite conocer a otras personas y a nosotros mismos. (Foto: Adobe Stock)

El especialista dijo: “Esta receta para promover el bienestar puede ayudarnos a percibir nuestros días como «algo más que meramente cotidianos». Así, cuando nos damos un momento para reflexionar, para relajarnos o para socializar, estamos cuidando de nuestra salud. Fruto de este autocuidado se produce, con frecuencia, la percepción de felicidad”.

La felicidad de practicar el “dolce far niente

Jiménez Pajares dijo que este secreto renacentista basado en el ocio saludable nos invita a tomar un descanso y expresó que “nos empuja al ocio y a la búsqueda del placer”, motivo por el cual hay que preguntarse: ¿Qué es el ocio? Y señaló que para algunos autores, puede definirse de dos formas distintas:

  • Momentos en los que nos sentimos libres. Al considerarlo así, nosotros decidimos cuándo y dónde vamos a disfrutarlos. Esta elección es consciente y voluntaria.
  • Actividades que realizamos por placer. El bienestar que nos reporta practicar tareas gratificantes tiene el potencial de recargar nuestra energía al hacer que nos sintamos mejor.

“Sin embargo, el concepto de ‘dolce far niente’ va más allá del tiempo libre y de las actividades que realizamos. Implica fluir con lo que hacemos y sabernos absorbidos por las tareas ociosas. Alude a la percepción subjetiva de bienestar, a la experiencia que nace de saberse implicado en actividades que nos relajan”, expresó.

Además, resaltó: “Practicar el ‘arte de disfrutar la vida’ hace que sintamos que el peso de lo cotidiano disminuye. Es un estado de disfrute, agradable y confortable”

Algunos secretos para poner en marcha el ‘dolce far niente

El ocio buscado, consciente y voluntario está muy vinculado con la salud mental. Sea entendido como el tiempo que nos dedicamos a nosotros mismos, como las actividades o como la experiencia subjetiva de gozo, el dolce far niente es una de las claves para caminar por la vida con mejor salud, de una manera más positiva y con mayor motivación, es una actitud que nos permite disfrutar de actividades ociosas y gratificantes. “Entre otras cosas, porque nos permite liberarnos del estrés como agente lacerante de nuestro bienestar”, indicó el psicólogo y recomendó, por ejemplo, rodearse de personas que nos hagan vibrar. También sugirió:

  • Bucear en nuestros recuerdos. ¿Qué nos hace sentir bien de manera habitual? Entre las actividades que proporcionan bienestar está, por ejemplo, dedicar tiempo de calidad a las personas que amamos. Estar con nuestros amigos o con nuestra pareja pueden ser actividades que nos reporten experiencias realmente atractivas y relajantes. Además, nos permite reforzar nuestros vínculos con ellos y alimentar los lazos de apego que nos unen. En consecuencia, nos podemos rodear de experiencias íntimas y profundas.
  • Bucear entre las páginas de historias sorprendentes. La lectura es una actividad que promueve el bienestar. De hecho, cuando leemos, el cerebro se activa más. “Por ejemplo, el área visual primaria, una estructura que bordea a la cisura calcarina del lóbulo occipital, se activa de manera intensa al sumergirnos en las historias de nuestros personajes favoritos. Esto hace que, cuando leemos, podamos ser y sentirnos, casi de manera literal, los protagonistas de nuestras novelas favoritas, porque estamos ‘viendo las historias que leemos’. Entre los beneficios de la lectura está la relajación”, indicó Jiménez Pajares.
  • Viajar. Es uno de los secretos que nos trae este concepto italiano. Al viajar nos sumergimos en culturas potencialmente diferentes a la nuestra y, entre sus beneficios, está el de conocerse mejor a uno mismo, pero también el de crecer personalmente.

El arte de los pequeños placeres

“Si estamos interesados en fluir con la vida y dedicar algún tiempo a no hacer nada, también podemos probar disfrutar de los pequeños momentos del día a día, esos que son deliciosamente improductivos”, dijo el psicólogo y propuso un ejercicio.

Prepararse un café u otra infusión, eso sí, tener cuidado de que no queme mucho. Luego agarrar la taza con las manos, observar cómo el calor resulta gratificante en contacto con la piel. Después, mirar su contenido: ¿De qué color es? Vislumbrar los matices”, comenzó diciendo el especialista.

El simple hecho de oler el café provoca bienestar. (Foto: Adobe Stock)
El simple hecho de oler el café provoca bienestar. (Foto: Adobe Stock)

Y continuó: “Después, acercar la taza a los labios y tomar un sorbo. ¿Dulce? ¿Amargo? ¿Agradable? ¿Desagradable? Volver a tomar un sorbo, saborearlo y disfrutar de este momento. Es un tiempo que nos estamos dedicando a no hacer nada productivo, practicando un ejercicio de mindfulness y también el arte del ‘dolce far niente’”.

“Como hemos podido comprobar, esta práctica consiste en dedicar un momento de nuestro día a ser improductivos de manera voluntaria siendo conscientes de ello. Este arte es tan antiguo como el ser humano, lo que ocurre es que a veces lo pasamos por alto. Si relegamos el ocio improductivo a un segundo plano, corremos el riesgo de acumular estrés”, culminó.

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