El derecho a elegir del adulto mayor, una de las claves de la relación entre médico y paciente

“Es mejor conocer qué tipo de paciente tiene una enfermedad a qué tipo de enfermedad tiene un paciente”. La frase tiene un siglo y es del médico canadiense William Osler. Hoy suena a un ideal cuando los cambios demográficos muestran un crecimiento en la población envejecida y hay una falta de adecuación de los sistemas asistenciales a estos cambios. Pero hay intenciones de mejoras.

La salud tiene una dimensión relevante para los adultos mayores, ya que ocupa un lugar central en la vida de las personas que requieren consultas médicas frecuentes, intervenciones especializadas y, en ocasiones, asistencia de urgencia.

“Lo primero que tiene que lograr un médico es una buena relación con el paciente. En el caso de los adultos mayores, se requiere más paciencia porque pueden tener algunas limitaciones de audición, de movilidad y eso demanda más empatía”, describe el doctor José Luis Sánchez Rivas, actual presidente de la Confederación Argentina de Clínicas, Sanatorios y Hospitales privados (CONFECLISA).

La elección, un derecho del adulto mayor

“El adulto mayor puede ir a buscar el especialista que más le conviene, con el que se siente más cómodo, con el que lo contenga más”, remarca Mario Lugones, médico cardiólogo, presidente de Cepsal (Cámara de Empresas de Salud) y secretario de la FAPS (Federación Argentina de Prestadores de Salud) y lo dice muy seguro porque hace un año, PAMI tomó una decisión que transformó el sistema de atención médica y le permite a sus más de 5 millones de afiliados elegir el prestador dónde atenderse.

“Es un cambio de paradigma porque la libertad les permite hacer uso de la cartilla y poder elegir donde ir. Eso deriva en una mayor adherencia a los tratamientos. A la larga, es mejor calidad de vida”, resume Lugones.

Un programa de atención significó una mejora directa en la práctica médica que reciben los adultos mayores. (Foto: Adobe Stock)
Un programa de atención significó una mejora directa en la práctica médica que reciben los adultos mayores. (Foto: Adobe Stock)

PAMI es pilar del sistema y su gestión es fundamental en un contexto de crisis. La opción de elegir en todo el país permite conocer las distintas realidades de cada rincón del territorio.

La atención a los adultos mayores y la medicina familiar

En cualquier consulta, es clave efectuar el interrogatorio médico adecuándose a las condiciones neurocognitivas, sensoriales y afectivas del paciente. Por ejemplo, hay que tener en cuenta:

  • Indicar consignas breves.
  • Hablar en voz alta, mirando a los ojos al paciente, pausadamente.
  • Esperar el tiempo suficiente cada respuesta.
  • Corroborar los datos con el familiar o cuidador.

El doctor Claudio Burgos, cirujano cardiovascular y director del Hospital Italiano de Mendoza, opina que un sistema de libre atención permite descomprimir las listas de espera. “Los turnos quirúrgicos, con patologías urgentes, se fueron agilizando con este tipo de programa“, remarca.

Las personas mayores sanas e independientes contribuyen al bienestar de la familia. (Foto: Adobe Stock)
Las personas mayores sanas e independientes contribuyen al bienestar de la familia. (Foto: Adobe Stock)Por: Momo Study | Momo Estudi – stock.adobe.com

Con el programa “La Libertad de Elegir”, se pudieron brindar más turnos, dar una mejor atención, ampliar la base de profesionales de las clínicas y hospitales e incrementar la cantidad de especialidades.

La confianza en el médico, un pilar para la salud del adulto mayor

Sostener una relación de confianza con los pacientes mayores deriva en:

  • Una vejez sana.
  • Estrategias educativas para el propio paciente y para su familia.

La continuidad es un valor clave de la calidad de la asistencia sanitaria. Un estudio realizado en 2021 en Noruega se centró en este indicador. Se analizaron datos de 4,5 millones de personas, teniendo en cuenta los años de relación estable que mantenían con su médico de familia y se determinó que:

  • Reduce un 30% la visita a servicios de urgencias,
  • Reduce un 28% la necesidad de ser hospitalizado
  • Reduce un 25% la mortalidad.

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